‘El día más largo’, de Cornelius Ryan (Crítica)

Cornelius Ryan (1920-1974) fue un autor y periodista estadounidense de origen irlandés, ampliamente reconocido por su destacada contribución a la literatura de la Segunda Guerra Mundial. Nacido en Dublín,Ryan emigró a Estados Unidos en 1947 y se naturalizó ciudadano estadounidense en 1951. Su carrera periodística comenzó en Europa durante la Segunda Guerra Mundial, donde trabajó como corresponsal para la agencia de noticias Reuters y, posteriormente, para el diario estadounidense The Daily Telegraph.

El día más largo
La famosa imagen que ilustra la portada del libro: refuerzos USA llegan a Omaha cerca de Vierville. REUTERS/Cpt Herman Wall

Ryan es conocido principalmente por sus libros históricos de no ficción que narran con meticulosa precisión y vívido detalle las grandes batallas de la Segunda Guerra Mundial. Concretamente, dos de sus obras son universalmente conocidas, gracias también a que fueron adaptadas a la pantalla. En 1974, Ryan escribiría su segunda gran obra, Un puente lejano, que narra la fallida Operación Market Garden, el ambicioso plan aliado para penetrar las líneas alemanas en los Países Bajos en septiembre de 1944. Un puente lejano fue adaptado al cine en 1977, con un plantel de lujo, que contribuyó al renombre de Ryan como historiador militar.

Pero con anterioridad, en 1959, Cornelius Ryan había escrito la que sería su obra más conocida, El día más largo. El libro, basado en entrevistas con centenares de supervivientes y participantes, se convirtió en un éxito de ventas internacional y fue adaptado en una película homónima en 1962, ganadora de varios premios y con un reparto que incluía grandes nombres del star system de la época, como John Wayne, Henry Fonda, Robert Mitchum, Sean Connery o Richard Burton. 

El día más largo es una vívida narración de los hechos que rodearon el Día D, la invasión aliada de Normandía el 6 de junio de 1944, desde sus preparativos, hasta la consecución de las primeras oleadas que llegaron a las playas francesas. El libro se divide en tres grandes capítulos: La espera, La noche y El día.

La espera cubre los preparativos aliados, los planes de defensa alemanes, las preocupaciones (fundamentadas) del mariscal Rommel, encargado del Muro Atlántico, por minar toda la costa, y la atenta escucha de la resistencia francesa de los mensajes de radio que llegaban desde Londres.

La noche ofrece el testimonio de las primeras tropas en alcanzar suelo francés -las aerotransportadas., o de las secciones alemanas que defendían la costa aquella tranquila noche. Describe sobre todo el estado de confusión en el que se sumió el mando alemán con las informaciones confusas o contradictorias que llegaban de la costa. En muchos casos, la gravedad de lo que ocurría fue relativizada. Hitler estaba convencido de que la verdadera invasión sería por el paso de Calais.

El día es el capítulo más extenso y más emocionante del libro. Narra el desembarco, y el caos y las dificultades que encontraron los Aliados: la carnicería en Omaha, el golpe de suerte en Utah, el esfuerzo vano de los ingenieros en Pointe du Hoc por silenciar unas baterías que en realidad no estaban allí, las pérdidas relativas en los sectores británicos o las grandes bajas canadienses en Juno, o los avances aliados tierra adentro, con el emblemático caso de la toma de Sainte-Mère-Église.

El mérito de Ryan en este libro es alejarse de la plúmbea y árida prosa militar habitual en otros historiadores bélicos y mantener el tono de crónica periodística, la viveza y la frescura de quien se ciñe más a las personas que a los hechos. Evidentemente, también tiene que hacer referencia en ocasiones a lo procedimental y operacional de la guerra, pero normalmente su escritura se mantiene en lo narrativo, en la fuerza de la palabra transmitida por los testimonios.

El día más largo es un libro de 1959 que seguramente en términos historiográficos ya ha sido superado -allí está, por ejemplo, el minucioso estudio de James Holland Normandía 1944, que pone énfasis, principalmente, en el enorme trabajo de logística necesario para poner en marcha la Operación Overlord-, pero mantiene su garra 65 años después gracias a la vívida forma en la que el autor lleva a lector a las lanchas llenas de soldados y a las playas plagadas de obstáculos. 

Precisamente su afán de no cargar las tintas en el nivel operacional es el responsable de que el libro no ofrezca mapas de las zonas de desembarco que poder consultar mientras leemos. Una de las cosas que se le puede achacar al libro es precisamente que lo apuesta todo a la narrativa: no hay sección fotográfica ni visual de ningún tipo como apoyo. Sí que hay, no obstante, unos extensos apéndices bibliográficos y biográficos sobre los participantes aliados en la invasión.

Esté o no superado por otros estudios históricos, lo cierto es que el libro de Ryan tiene la virtud de una prosa arrebatadora que transporta al lector a la batalla. El libro se disfruta de principio a fin y se lee en un santiamén. Uno de esos clásicos de la literatura bélica que lo son por méritos propios.

Juegos recomendados de esta batalla:

· D-Day at Omaha Beach. John Butterfield. Decision Games, 2009. [Próximamente en castellano]

· The Dark Summer. Ted S. Raicer. GMT, 2021. [Aquí puedes leer la crónica de una partida]

· Normandy ’44. Mark Simonitch. GMT, 2010.

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